5 creencias machistas que te limitan
Creció viendo cómo todas las mujeres de su familia servían a los hombres de alguna manera y cómo a ninguna le extrañaba que fuera así: ellas eran felices si ellos lo eran y dedicaban su vida a complacerlos.
A lo largo de nuestra vida, vamos estableciendo en nuestra mente esquemas que nos ayudan a funcionar. Éstos, nacen del aprendizaje y la experiencia a través de los contactos en nuestras primeras relaciones. Nuestra familia, parte fundamental en todo esto, nos enseña a entenderlo todo, a pensar y a comportarnos en el medio; nos ayuda a definir lo que somos y cómo somos en el mundo. La familia siempre nos deja su huella, y a veces, ni siquiera somos conscientes de la inercia con la que nos dejamos llevar por ello.
El problema de todo esto es que heredamos la forma de pensar que impera en nuestra familia, y de la misma forma que hay algunas ideas que nos ayudan a crecer y avanzar, hay otros patrones limitantes que adquirimos y que nos hacen sentir mal. Son armas de doble filo, porque las tenemos tan arraigadas, que las seguimos con total naturalidad, aunque nos causen malestar. Esta inercia también nos impide ser críticos y pararnos a pensar en si lo que estamos pensando es funcional o no. Así, es muy difícil que salgamos de este bucle y podamos avanzar o mejorar.
Si hablamos de creencias y miedos limitantes que se extienden en sociedades enteras, debemos entender cómo el machismo ha dominado a nuestra sociedad. A las mujeres aún nos quedan vestigios de todo esto en nuestra educación y nuestro pensamiento.
Algunos de los patrones limitantes más compartidos entre las mujeres que acuden a consulta:
“Poner límites o no estar siempre disponible, no es lo correcto. Complacer a los demás es prioritario”
Culturalmente, hemos aprendido que debemos estar siempre dispuestas a ayudar o a cualquier cosa que puedan pedirnos los demás. Pero, a veces, no nos apetece, no podemos o no queremos hacer lo que nos piden. Además, puede que la forma de pedirlo no sea la adecuada, y que incluso nos hagan sentir incómodas en ese momento. Cuando nos planteamos pensar en nosotras mismas, nos sentimos mal, porque no estamos siendo “buenas personas” o creemos que estamos siendo egoístas.
Pero la realidad es que, todas tenemos derecho a decir no, a pensar en nosotras sin que esto pueda ser catalogado de egoísmo, a saber lo que queremos y cómo lo queremos… Porque no podemos reducirlo todo a la dicotomía de bueno o malo.
Poner límites es nuestro derecho y nuestra obligación para con nosotras mismas, ya que es la forma que tenemos de respetarnos y de escucharnos.
“Las relaciones románticas son lo más importante de la vida de cualquier mujer”
Existen muchas mujeres olvidándose de sí mismas, manteniéndose en relaciones que no les hacen felices o en dinámicas familiares que les hacen daño, por el simple hecho de que creen que, sin esto, su vida no tendría sentido.
¿Por qué debemos mantenernos en algo que no nos hace felices? ¿Por qué pensamos que por querer cambiar algo vamos a llegar siempre a algo peor? Este es el miedo a la incertidumbre, y la idea equivocada de que nos debemos siempre a los demás, sean como sean con nosotras.
Cuando cambiamos el foco y lo situamos sobre nosotras mismas, nos damos cuenta de que la única parte imprescindible de nuestras vidas somos nosotras mismas y somos lo que hay que cuidar.
“Romper tu relación o que tu pareja rompa contigo, te convierte en una fracasada”
Muy relacionado con la idea anterior, nos encontramos con el miedo al abandono o la incapacidad de pensar en terminar una relación por el miedo a quedarse sola. Hay mujeres que prefieren mantenerse en una relación tóxica o que, simplemente, no les hace felices, porque creen que no encontrarán a nadie mejor, o porque piensan que estar solas será peor aún. A veces, incluso, llegan a sentirse culpables por pensar que merecen algo mejor.
Pero, ¿dónde está el verdadero fracaso? ¿En buscar el cambio y trabajar para conseguir ser feliz, sea de la forma que sea, o en resignarse a una vida que ya se sabe, no traerá nunca la felicidad? Tenemos la oportunidad de elegir cómo queremos que sean nuestras vidas, así que, ¿por qué no lo hacemos?
“El hombre debe mantener a la mujer”
Afortunadamente, cada vez hay menos mujeres pensando que no pueden superar a sus parejas en formación, salario o poder; pero aún las hay, que se resisten a soltar esta creencia.
Sentir vergüenza o culpabilidad, por querer desarrollarse personalmente, pudiendo superar al hombre, es habitual. Y, en consecuencia, aceptar que él no permita o se enfade si se llega a lograr, también es algo frecuente.
Necesitamos romper con esta idea de que los hombres tienen derechos u obligaciones diferentes a los de las mujeres, para poder entender que cada uno/a, tenemos que tener la oportunidad de desarrollarnos a nivel personal y laboral, de la forma que queramos y nos llene.
“Si dedico tiempo a cosas que me gustan, soy una egoísta.”
Tenemos la idea de que, para ser buenas y que nos quieran, debemos vivir esclavizadas bajo lo que quieran los demás. Si pensamos en nosotras: somos unas egoístas. Si hacemos lo que nos gusta o nos apetece: somos unas egoístas. Si disfrutamos de algo: egoístas. ¡No nos damos tregua!
¿Qué le dirías a una amiga que te confesara que piensa así? Seguro que le dirías que no fuera tan dura consigo misma, que se tratara mejor, con más cariño… Permítete hacerlo contigo: cuídate, quiérete. Busca entre tus ideas, descubre si hay alguna similar a éstas, y reaprende.
Un día, entendió que algunas de sus amigas vivían de una forma más sana, incluso si en sus familias el machismo era costumbre. Comprobó que eran felices y que, a la vez, eran buenas personas. Empezó a deconstruir sus creencias, romper sus patrones limitantes ya aprender a pensar también en sí misma. No sabía aún la felicidad que le deparaba, pero ya podía intuirla.
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Amaia Ramos
Creatividad y empatía
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