No se sentía feliz, tenía éxito en todos los aspectos de su vida, menos en el amor. Siempre cometía los mismos errores y no sabía cómo solucionarlo y mejorarlo.
Pide cita con una psicologa | Creemos que cuando elegimos a una pareja, se realiza por casualidad o azar, sin embargo, con el paso de las experiencias, nos damos cuenta que tendemos a elegir a un tipo determinado de personas, con rasgos de personalidad o rasgos físicos parecidos que tienden a llamarnos la atención.
En ocasiones, estas son, un conjunto de características que conllevan expectativas idealizadas, que hemos asociado al bienestar o al placer y que en muchas ocasiones, son erróneas y son las que nos conducen al fracaso en las relaciones, al no tener en cuenta otras más realistas y sanas.
Amar y ser amado es una de las experiencias más gratificantes en la vida de las personas y su ausencia, constituye una parte importante de los problemas y quejas sobre la satisfacción o felicidad de las personas.
El inicio de cualquier relación provoca una gran emoción y motivación, esperando que el otro satisfaga nuestra necesidades y deseos. Pero con el paso del tiempo, surgen los primeros conflictos de la convivencia y la realidad de las diferencias de los caracteres de cada uno. Aparecen las primeras dificultades y la insatisfacción sobre la otra persona.
A pesar de tener muy claro lo que buscamos en una pareja, de haber hecho lista de características o deseos que el otro debe tener, en ocasiones, se fracasa una y otra vez. Vamos a ver algunos de los posibles motivos o razones por las que esto sucede para intentar mejorarlos.
Factores que influyen en la elección de pareja
Relación con padres.
De forma inconsciente el conjunto de emociones derivadas de la relación con nuestros progenitores cuando somos niños, van a marcar los requisitos para seleccionar nuestra pareja futura. Si el vínculo con ellos nos ha ayudado a desarrollar la capacidad de pensar, la actitud crítica o estimular el esfuerzo por conseguir cosas que nos propongamos, nos llevará a buscar vínculos afectivos sanos. Si por el contrario el estilo de relación está basado en el miedo, en las prohibiciones o limitación de la creatividad o búsqueda de otras opciones y alternativas, llevará a la selección de parejas basada en el temor.
Por lo que, inevitablemente, el tipo de apego que se haya generado con nuestros padres, va a influir en el tipo de relaciones que establecemos con nuestras parejas.
Incluso el tipo de relación que hemos visto como modelos entre ellos, es la que vamos a dar como válida y nos servirá de referencia en nuestra elección propia.
Momento vital.
El momento en el que nos encontramos en nuestra vida va influir en la búsqueda de un tipo de pareja o de otro. Tendiendo a dar prioridad o no, a determinados requisitos que daremos más o menos importancia. Si tenemos una gran sensación de soledad o no toleramos estar solos o con sensación de vacío afectivo, aceptaremos en nuestra vida a personas que llenen o nos den ese cariño que anhelamos. Con lo que priorizaremos las muestra de afecto en detrimento de otras características que posea la persona o que incluso, en ese momento, nos pueden pasar inadvertidas.
Experiencia pasadas vividas.
Dependiendo de la experiencia en otras relaciones, buscaremos características parecidas en otras parejas. Experiencia de duelos o pérdidas en la finalización de otras relaciones, que no se hayan resuelto de forma satisfactoria, pueden influir para buscar parejas similares. Emociones de rencor anteriores pasan a buscarse ser resueltas en la siguiente relación. La tendencia a la dependencia o sumisión como forma de relación de pareja, marcarán las características de personalidad que tendrá la futura pareja que buscaremos.
El enamoramiento.
Dejarse llevar por las emociones de enamoramiento que aparecen en los primeros momentos, como en los cuentos que nos han contado, de princesas y príncipes ideales aunque irreales. Creer que el amor debe ser un conjunto de emociones que nos llegue como un huracán y nuble la razón, sin nada que lo sustente cuando haya pasado el torrente de endorfinas que se genera en el cerebro, es un error y el principal motivo por el que, las relaciones no duran más que unos meses o se rompen en el momento en que se conoce más a la persona en la convivencia. La elección de esa pareja no estaba basada en valores o características de personalidad, solo en las emociones del enamoramiento inicial.
Buscar ideales de belleza.
Lógicamente uno de los factores para elegir una pareja es que haya atracción física, compatibilidad y afinidad sexual. Sentirse atraída por la pareja es uno de los primeros requisitos, tener ganas de besar y tocar, y lo más importante, que el interés y deseo sea mutuo. Aquí los cánones o ideales de belleza son personales y no los que marca la sociedad o dejarse influir por la opinión de los demás.
Compatibilidad emocional.
Cuando las relaciones están establecidas en la confianza mutua y se puede expresar lo que se piensa y lo que se siente y además, la otra persona escucha y te comprende, serán relaciones sanas y estables. Cuando por miedo a perder a la otra persona se callan opiniones o sentimientos, no se dice lo que te gustaría, te hace dudar de ti misma o provoque que lo que dices nunca es lo adecuado, se tiene inquietud o malestar por miedo a su reacción, esa relación tenderá al fracaso.
Aspecto intelectual.
Se tiende a pensar que lo intelectual está relacionado con el ámbito laboral, pero además, abarca el poder tener puntos de vista parecidos en diferentes aspectos, como las actividades que se realizan, gustos por temas parecidos de conversación, intereses políticos y sociales parecidos, opiniones sobre la crianza de los hijos o incluso temas económicos, su administración y gestión. Cuando ambas partes de la pareja no aúnan puntos en común, una parte de la pareja, siempre tiende a frustrarse o generar la sensación de sobrecarga en la relación.
Valores e intereses.
Al igual que con el anterior factor, tener afinidad en la escala de valores o en los proyectos de vida, es de vital trascendencia para que la relación de pareja se mantenga estable. Aunque no tienen porque ser idénticos, si ser parecidos para no dificultar el desarrollo del otro. Es un aspecto que ayuda a la solidez de la relación.
Siempre habrá un conjunto de circunstancias o elementos que hagan que una persona se sienta atraída por otra o aquellos que hacen que una relación no funcione. Pero si tienes en cuenta todos los factores, mejorarán tus relaciones de pareja actuales o futuras, para tener éxito.Pide cita con una psicologa |
Analizó los patrones de elección de pareja que había tenido en los últimos años y se dió cuenta que el perfil de persona que elegía no era el más adecuado para ella. Pidió ayuda para identificar porque le sucedía y se abrió a opciones más sanas.
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Silvia Álvarez
Resilencia y afrontamiento
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