Llevaban años en pareja y, aunque ya había procesado que esto podía pasar, nunca pensó que el momento llegaría. Había invertido tanto tiempo en intentar evitar la ruptura que, cuando llegó, los sentimientos la bloquearon por completo. Ya le había ocurrido antes, pero esta vez todo había llegado de golpe y estaba confundida. ¿Cuánto duraría esa sensación tan desagradable?
Todas las personas necesitamos amar y ser amadas, comunicarnos afectivamente, ser reconocidos, valorados y vincularnos con alguien o algo que cubra nuestra necesidad de protección y seguridad. Es por esta razón, por la que ante situaciones que ponen en peligro un lazo afectivo, se activan las conductas de apego más poderosas: aferrarse, llorar y quizás coaccionar mediante el enfado…. Cuando con estas acciones se consigue restablecer el lazo, las actividades cesan y se alivian los estados de estrés y malestar. Pero, si el peligro no desaparece sobrevendrá el rechazo, la apatía y la desesperación.
Cómo afrontar una separación: qué ocurre y cómo nos afecta
Una separación amorosa significativa es en realidad la muerte de una relación y, como tal, vendrá acompañada de una etapa de duelo. Esta será más o menos larga y más o menos grave, dependiendo de la complejidad de la relación afectiva. Ya hemos visto en otras ocasiones cuáles serían las claves para superar una ruptura amorosa, pero en esta ocasión queremos analizar las diferentes fases del duelo romántico afectivo, para aprender a reconocerlas y saber actuar en base a ellas:
Shock
La persona centra toda la atención en la pérdida, siendo difícil concentrarse en las tareas diarias.
Pena
La persona se lamenta por todo el tiempo que compartieron, por los sueños, por las expectativas de una vida en común. Este sentimiento es el que impulsa a algunas personas a correr hacia otra relación.
Rabia y culpa
La persona empieza a preguntarse ¿qué ocurrió? ¿en qué me equivoqué? ¿Le amaba o le necesitaba? Las respuestas ayudarán a modificar comportamientos para el futuro, siendo importante canalizar de forma adecuada los sentimientos de rabia o culpa que puedan aparecer. Es necesario perdonar para superar esta etapa.
Resignación y aceptación
La persona acepta que la relación ha terminado.
Reconstrucción
La persona comienza a sentirse más segura de sí misma y se cree capaz de vivir una vida sin el otro/a.
Resolución
La persona ha resuelto el conflicto y los trastornos que hayan podido asociarse, sintiéndose capaz de elegir libremente comenzar o no una nueva relación.
Se dio cuenta de que, aunque ya había vivido otras rupturas anteriormente, esta involucraba un duelo complejo, ya que tenía que vivirlo sin afectar a sus hijos negativamente. Decidió plantearse un apoyo psicológico profesional y se rodeó de su red de apoyo cercano para superar la ruptura de manera sana, dejando atrás el apego y entendiendo la relación como un sencillo intercambio recíproco de afecto que había dejado de existir. No tenía porqué constituir algo negativo en su vida, ya que la nueva estabilidad traería paz a ella y a su familia.
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