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Sexualidad en Tiempos de Pandemia

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El deseo en tiempos de pandemia

 

Ya no sentía las mismas ganas de siempre cuando se acostaba con su pareja ¿acaso le estaba afectando el confinamiento? Algunos días, aún cuando se sentía bien, el sexo parecía diferente… ¿había algún problema que no hubiera visto antes?

 

La sexualidad es una parte importante en la vida del ser humano, como bien señala la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se han comprobado diversos efectos positivos derivados de la actividad sexual, incluso a nivel de salud: Libera estrés, genera endorfinas y aporta sensación de bienestar y calidad de vida. El placer sexual también afecta positivamente a la autoestima, igual que un buen masaje, tomarse un café con calma, leer un buen libro o ver una buena película. Pero ¿qué ocurre con la sexualidad durante un confinamiento, en medio de una pandemia mundial y con el estrés que las consecuencias socioeconómicas generan?

De repente, te ves conviviendo con tu pareja 24 horas 7 días a la semana, cuando esa no es vuestra rutina habitual, estáis todo el tiempo en el mismo espacio y no tenéis la misma intimidad o espacios personales, lo que se complica aún más cuando tenéis hijos con los que convivís. ¿Y si no tienes pareja, qué pasa si no puedes verla o vivís lejos? Pues lo que ocurre es que el espacio que había para la sexualidad desaparece y con él, las ganas de experimentar con tu sexualidad, ya sea a solas o con tu pareja. Y está bien. No pasa nada, es absolutamente normal.

Y es que el deseo sexual, en contra de lo que se piensa popularmente, no es algo estable, que surge de forma sistemática y al que no afecta nada más, para nada: Es un área en la que influyen diversos factores desde el tipo de relación de pareja que se tenga, si se tienen hijos o no, el estado emocional en el que nos encontramos en cada momento, la convivencia… Y esto a su vez se ve influenciado por factores más externos como el estrés en el trabajo, las relaciones familiares, etc.

Variación en los estados emocionales


Lo más acusado del confinamiento es
no poder hacer uso de nuestra libertad y eso influye muchísimo en nuestro estado emocional, provocando una serie de altibajos  e inestabilidad. Esto implica que algunos días estamos llenos de energía y otros estamos sin ganas de hacer absolutamente nada. Al principio del confinamiento mucha gente pensaba que serían como “vacaciones” en las que poder hacer todo aquello que nunca tenemos tiempo para hacer o que siempre dejamos pendiente pero la realidad es distinta: No tenemos ánimos ni ganas para ello. Seguro que no has hecho ni la mitad de las cosas que fantaseabas hacer cuando anunciaron el confinamiento. Y está bien. Es normal. Es una respuesta normal ante una situación anormal.

La situación de incertidumbre produce un estrés que se mantiene en el tiempo, que igualmente afecta a nuestros niveles hormonales de progesterona, produciendo variaciones en el ciclo menstrual y de testosterona, que regula el deseo sexual. Por lo tanto, el deseo se ve afectado directa o indirectamente por el estrés mantenido en el tiempo. El brusco cambio en las rutinas y hábitos pueden tanto inhibirlo como estimularlo.

Se sentía incapaz de explicar qué había cambiado, ya que ni ella mismo lo comprendía… ¿cómo podían avivar el fuego con tan poco espacio?

Si no tienes ganas, no pasa nada 

 

Si tu situación es que vives en pareja y no tienes ganas de mantener relaciones sexuales o vives solo/a y tampoco te apetece autoexpolorarte ni jugar no es motivo para preocuparte. Está muy mediado por la situación y, aunque es una parte importante para la vida de muchas personas y es cierto que puede afectar a la calidad de vida, no es una necesidad crucial para nuestra supervivencia, como dormir o beber agua. 

Es posible también que, si vives en pareja, estés saturado/a de convivir tantas horas como nunca antes habíais hecho. Los datos estadísticos apuntan que cuanto más se convive, más discusiones hay. Y en este caso, conviviendo tantas horas y sin espacio para uno/a mismo/a ni posibilidad de escapar o cambiar de aires si hay algún encontronazo, afecta aún más.  Llega un punto en el que se está cansado/a de todo, hasta de la pareja.

 

No es recomendable tomar grandes decisiones en una situación así

 

Es muy  importante saber identificar en qué momento de la pareja estabais cuando apareció la pandemia. Hay parejas que ya estaban rotas de antes, por lo que la convivencia 24/7 las ha terminado de erosionar. Otras seguramente empezaran a tener dudas y tras el confinamiento han surgido aún más dudas… Puede que algunas hayan salido incluso fortalecidas. La psicología de la pareja es diferente en cada caso. Pero en cualquier caso, sobretodo en los primeros, es mejor no tomar grandes decisiones en este momento. Permitirse un tiempo para recobrar cierta “normalidad” y estabilidad y desde ahí, si seguís pensando que lo mejor es disolver la pareja, podéis dar el paso. En todos los casos es de suma importancia la comunicación en pareja.

 

¿Qué podemos hacer?


Disfrutar del placer sexual tanto a solas como en compañía es mucho más que tocarse los genitales
(propios o de la/s pareja/s). Quizás el primer paso sea hacer espacio para tener ese rato de intimidad. En el caso de las parejas, por ejemplo, buscar un rato para estar solos (sin los hijos si se tienen), sin ponernos como objetivo mantener relaciones sexuales ni tener orgasmos, sino para compartir conversaciones, ver una película, tener una cena para dos, demostraros afecto físico, abrazaros en el sofá… Retomar la conexión que existe entre ambos. Si finalmente eso acaba en disfrutar juntos del placer sexual con orgasmo incluido, bienvenido sea, pero que conste que no es el objetivo principal. El objetivo es conectar, volver a tener tiempo y espacio juntos. Un abrazo es mucho más de lo que podemos llegar a pensar y tiene muchos más beneficios de los que creemos. Pero nunca tengas relaciones sexuales únicamente por complacer a tu pareja o por compasión. nosotros para vivirla desde el placer y la libertad de elección, no desde la obligación. 

Y para quienes no tienen pareja o no viven con ella, existe el mito de que el sexo sólo se da o sólo es válido cuando es compartido con alguien más, pero nada más lejos de la realidad (afortunadamente): La sexualidad es parte de nuestra esencia como seres humanos y la vivimos y expresamos desde que nacemos hasta que morimos, de diferentes maneras y no sólo a través de las relaciones sexuales. El sexo no es únicamente  “sexo en pareja”.

 

La Sexualidad después del confinamiento


La enfermedad Covid-19 nos está cambiando como personas, como sociedad, nuestros hábitos, nuestras vidas. Esto también afecta a la esfera sexual, no porque se transmita por esa vía, pero sí de cara a conocer gente nueva y a
establecer nuevos contactos físicos, ya que esto entra en conflicto con la regla de distancia social necesaria para protegernos, por lo que habrá que tomar ciertas precauciones al conocer gente y siempre dentro de un marco de la mayor seguridad posible. 

Cuando por fin comprendió el profundo impacto de lo que ambos habían vivido, confinados durante buena parte del año en el pequeño apartamento de ciudad… Respiró algo más tranquila, al saber que aquello que estaba viviendo tenía poco que ver con la calidad de su relación

Las historias de Serena

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Alejandra Mencias

Enfoque bio-psico-social

Represento el equilibrio de Serena en cuerpo, mente y espíritu. Mi experiencia clínica como psicóloga sanitaria me ha llevado a interesarme profundamente por el bienestar integral del ser humano, desde el estudio de todas sus dimensiones.  Saber más.

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