Hacía tiempo que no se encontraba bien y había pensado en ir a un psicólogo, pero siempre pensó que las personas que acudían a terapia estaban en situaciones más difíciles que la suya. No sabía si era un profesional adecuado para su situación.
Pide cita con una psicologa | Hace apenas diez años, la profesión de psicólogo en España era considerada una rareza hasta que se ha ido consolidando. Incluso la psicología misma como ciencia parecía ser una especie de conocimiento misterioso, como si perteneciera una pseudociencia o incluso aún peor afín a esferas totalmente fuera de si quiera un conocimiento formal como la astrología. Todo ello en parte se debe a que la psicología ha podido nacer sólo muy recientemente, en los años 20 del siglo XX, cuando las condiciones socio económicas y tecnológicas avanzaron hasta tal punto desde el siglo XVIII que las personas empezaron a poder a vivir tan significativamente mejor que podían empezar a dedicarse a observar, estudiar y por fin a empatizar con los problemas psicológicos o llamados desde entonces mentales.
Historia de la psicología.
En esta última década en que todavía las personas raramente acuden al psicólogo y menos aún se atreven a contar estos hechos, hemos pasado de ver el uso de los servicios psicológicos o su necesidad como sinónimo de estar loco o “mal mentalmente”, más como un fenómeno raro que como algo normal o humano, a visitar a un profesional de la salud mental casi de la misma forma que acudir al dentista o al fisioterapeuta y hasta el tener un psicólogo personal como algo habitual.
Estados Unidos el país con la mejor economía a lo largo del siglo XX es pionero en esta visión de la necesidad de los servicios hacia la salud mental como algo normal, visión que ha ido llegando a la mayor parte de los países occidentales y de la mano de las mejoras económicas y de las condiciones de vida.
Así en estas condiciones de vida, con más tiempo de calidad se pueden apreciar más y también dedicarse a curar los dolores de la vida y del alma: si una persona ha experimentado algún tipo de shock o trauma, por pérdidas de un ser querido, por enfermedades, problemas en el trabajo, si el alma “duele”, si cosas de la vida se nos van de las manos, si cuesta salir de un estado depresivo, si se pierde el sentido de la vida, si nos cuesta relacionarnos con los demás por heredar la ansiedad y otros miedos humanos empezamos a apoyarnos en dichos servicios, en el psicólogo consejero.
Por otro lado, debido al gran crecimiento de las condiciones de vida pero paralelamente a las exigencias académicas y laborales, vivimos más aislados con menos tiempo para las relaciones, familia o amigos, lo que favorece un contexto de soledad, ansiedad y necesidad precisamente de este tipo de apoyos.
Pero veamos algunos mitos que se han desarrollado sobre la asistencia psicológica.
Mitos sobre ir al psicólogo.
Mito 1: ¿Por qué ir a un psicólogo, si simplemente puedes desahogarte con un amigo?
Sí, un amigo, por supuesto, escuchará y apoyará, pero es difícil que un amigo sea objetivo y más aún es difícil que pueda guiarte cuando el problema lleva años o impacta de forma significativa en algún área vital y la persona ya ha intentado resolverlo de diferentes formas sin éxito. El psicólogo aunque realiza las funciones de apoyo incondicional, aceptación y escucha, además es neutral en la relación pudiendo mirar la situación desde afuera y más aún de forma científica ayudando a la persona a entender y vivir el porqué de sus dificultades, a enseñarle a auto-conocerse y dirigir recursos y aprendizajes hacia una mejora clínica.
La psicología es lo que le permite a una persona ver a través de otra, y esto no siempre es agradable, con la ventaja de ofrecer espacios para entender y expresarse con libertad sobre muchos temas todavía considerados tabú en nuestra cultura.
El psicólogo comprende la complejidad, necesidades y miedos humanos y por ende, que no se puede juzgar el mar centrándose únicamente en lo que sucede en su superficie, la profundidad es una constante en la actividad profesional de un psicólogo. Los psicólogos estudian, analizan y usan su conocimiento para comprender con mayor precisión las leyes del comportamiento humano, su sufrimientos, reacciones e impactos, y no para exponer simples asociaciones o rasgos cuidadosamente disfrazados.
Mito 2. La psicología como pseudoterapia.
Otro mito proveniente precisamente de la psicología como ciencia reciente e inherentemente enfocada al estudio humano es la similitud con la que se le asocia con prácticas y conocimientos informales con los mismos objetivos: la curación. Así se le ha asociado erróneamente con conocimientos informales similares a los religiosos y se ha visto al psicólogo como una especie de mago o hechicero moderno con más o nuevas herramientas, las provenientes de un conocimiento más formal y empírico. Pero el profesional de la salud mental no dispone de varitas mágicas para un cambio repentino y ni siquiera de la forma en que a la persona le gustaría. Si espera que alguien pueda cambiar su vida sin su propia involucración, práctica y compromiso el cambio solo se daría por fortuna o en casos muy raros.
Como resultado del proceso psicoterapéutico, los cambios directos pueden ocurrir sólo al nivel de la realidad psíquica del cliente. Es decir, cambia la percepción subjetiva de los eventos del mundo externo, pero no el mundo mismo, su contenido físico y de eventos. Los cambios en la realidad externa de una persona incluida en el proceso psicoterapéutico son siempre un resultado de los cambios que ocurren sobre el autoconocimiento y perspectiva del paciente. En su forma más simplificada, esto parece una relación causal de «estímulo-respuesta»: medida que cambia la percepción subjetiva de las personas cambia el cómo reaccionamos con el mundo y los demás, e incluso el cómo interaccionamos con nosotros mismos, nuestros creencias, emociones y con el “yo”.
La tarea de un psicólogo es ayudarte a percibirte a ti mismo y el mundo y los demás desde otros ángulos, a darte flexibilidad, perspectiva, autoconocimiento y regular las reacciones problemáticas , reconstruyendo tu vida de una manera nueva en pos y adaptada a tus valores y a tu corazón.
El ocultismo y los hechiceros, en todas sus diversas manifestaciones, niegan el papel del cambio en la persona y por el contrario, enfatizan en su práctica que la vida y el destino de una persona pueden cambiarse por algunos «poderes superiores» que actúan a través de ellos.
Por otro lado, la tarea principal del psicoterapeuta es maximizar la libertad de elección de una persona, la capacidad de ser guiado en la vida por el libre albedrío.
Mito 3: Quien va al psicólogo es porque está loco o tiene algo grave.
Un último mito aunque ya mencionado es la asociación de esta ciencia y sus servicios con el estar loco, mal inherentemente de la cabeza y sin remedio para el cambio. Dicho mito proviene de la misma historia de cómo los problemas psicológicos por falta de conocimiento y ciencia fueron estudiados y tratados exclusivamente desde la medicina que los veía como una divergencia biológica y neurológica llamándolos trastornos de la mente, desviados mentales etc. Dicha visión aunque se ha superado en gran medida en la última década persiste todavía por la influencia del modelo médico que sigue poniendo los problemas del comportamiento y aprendizaje humano como “trastornos mentales” debidos a causas neurológicas y mentales cuando su origen se encuentra en la historia de aprendizaje del individuo, en sus creencias formadas y en el seguir o reaccionar de determinadas maneras a sus propias creencias o formas de ver el mundo y a uno mismo. El proceso de origen de los problemas psicológicos es complejo y por tanto es humano querer concluir aunque erróneamente, que su causa es algo tan simple como deficiencias biológicas o neurológicas internas cuando el loccum causal está afuera en la vida y los aprendizajes de la persona. Psique por otro lado, significa «alma» en griego, y la psicología, la ciencia del alma existe para el autoconocimiento. Pide cita con una psicologa |
Se decidió por informarse y acudir a una primera sesión. Era cierto que no sabía bien lo que era un psicólogo hasta que fue. Fue entonces cuando se dió cuenta que tenía que haber ido mucho antes porque pronto empezó a sentirse mucho mejor.
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María Aguirre
Cuidado empático transformando el malestar en camino
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