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El apego en el embarazo

El apego prenatal

 

Solo llevaba varias semanas de embarazo y ya tenía la sensación de que quería a su bebé. Era una sensación sorprendente para ella ya que no esperaba sentir emociones parecidas hasta no tenerle en brazos. Deseaba hacerlo todo lo mejor posible para que su hijo se sintiera siempre seguro.

 

Pide cita con una psicologa | Creemos que el apego con nuestro bebé comienza tras el parto, pero no es así. El apego, ese vínculo materno filial tan poderoso para la supervivencia del bebé, esa conexión intensa entre la madre y el bebé que va a permitir disfrutar y realizar las agotadoras tareas de una crianza comienza en el proceso del embarazo. El apego es un vínculo biológico, psicológico y emocional.

 

El apego materno

Para conocer un poco más que es el apego, vamos a conocer un poco de historia, de donde surge. El primero en hablar del apego fue Bowlby quien desarrolló la primera Teoría del Apego. Bowlby vino a decirnos que los bebés establecen un fuerte vínculo emocional con sus padres siendo este el precursor de la seguridad y de la empatía en las relaciones personales en la edad adulta. Un inadecuado establecimiento de ese vínculo en la infancia puede conllevar en un futuro a unas dificultades psicológicas. Propuso en 1951 la hipótesis de que la privación materna no solo causaba depresión en la niñez, si no también hostilidad y dificultades para establecer relaciones saludables en la vida adulta. Dentro de esta teoría que propuso Bowlby, expresó que los niños biológicamente están “diseñados” para estar apegados a sus padres y no solo para satisfacer sus necesidades sino porque son seres profundamente sociales.

 

Apego desde el útero

Una vez  hablado un poco de donde nace la palabra apego y haciendo referencia al título del artículo, el apego comienza en el proceso de embarazo y es en el útero de la madre donde el bebé está expuesto al primer entorno que va a conocer, a sus primeras experiencias uterinas donde comienza su aprendizaje, donde se realizan esas conexiones neuronales. El sistema nervioso del bebé durante este proceso de la gestación está muy activo y está en constante interacción. Dentro del útero el bebé no solo precisa satisfacer sus necesidades vitales como comer y respirar, sino que requiere sentirse seguro en ese entorno y que sea acogedor.

Algo muy importante es ser conscientes que “el estar en estado es un estado”, vamos a explicar esto que acabáis de leer con un ejemplo cotidiano; si vamos por una carretera que no conocemos de antemano estaremos atentos a las señales. Si nos indican tras esas señales que más adelante hay un cruce peligroso lo normal será que reduzcamos la velocidad, pararemos si es necesario y miraremos si viene o no viene nadie y por consiguiente, pondremos de nuevo el coche en marcha al ver que no hay peligro. Esto que parece tan obvio es algo que muchas veces descuidamos con las señales que nos envía nuestro cuerpo cuando estamos en estado o no. No escuchamos a nuestro cuerpo cuando nos da señales y cuando se queja, no lo atendemos, no le hacemos caso y esperamos que el malestar se pase solo, y así, seguramente, la próxima vez que se queje lo haga con más intensidad. Cuando antes aceptemos y comprendamos que hay que vivir en el estado en el que se está, antes y mejor interpretaremos y comprenderemos las señales.

En el proceso de embarazo a veces estamos más ensimismados en cómo decorar la habitación del nuevo miembro de la familia, en tener todo comprado y nuevecito de las millones de cosas que nos han dicho y vendido la sociedad que necesita un bebé que de lo más importante,  la conexión entre la madre y el padre y el bebé. Recuerda, el bebé no va a disfrutar de la habitación pintada de ese color tan maravilloso, de esos armarios, de esa ropita con el osito impreso tan bonito entre otras millones de cosas. El mundo que espera encontrar ese futuro bebé que está dentro de su mamá, es el mismo que tenía dentro de su madre: esos olores conocidos, los sonidos de la voz de su mamá cuando le canta canciones infantiles, la voz del papá cuando le dice lo ilusionado que está cuando piensa en tenerlo en sus brazos, el calor y contacto cuando le acarician desde el exterior. Cuando no somos conscientes de esto último, y nos focalizamos en dejar todo hipermega preparado como si la llegada del bebé fuera el fin del mundo estamos sometiendo a nuestro cuerpo y a nuestro bebé a un estrés que no tiene nada que ver con lo que el bebé necesita que es un entorno tranquilo y de seguridad. Por tanto, lo que puede hacer una madre gestante para preparar el entorno de ese futuro bebé es entender que el bebé ya dentro de ella ya tiene su primer entorno físico y emocional que es el útero materno, y que algo muy importante y primordial es cuidarse, tanto física como emocionalmente. 

El papel del padre también es importante en este darse cuenta, ya que él puede estar atento de las necesidades de la madre para que esta pueda estar atenta a sus propias necesidades y pueda cubrirlas, que pueda desarrollar el autocuidado, y aunque la vinculación del padre con el bebé sea más difícil durante la etapa del embarazo, no es imposible. Si el papá habla a su hijo, le acaricia la tripa a su mamá con frecuencia, el bebé percibirá su contacto y su presencia, lo que le hará sentirse seguro y acogido cuando esté en el exterior en los brazos de su padre. Además, esta conducta del papá provocará que la madre gestante se sienta acompañada y cuidada.

Y para concluir, las emociones negativas o las tensiones que puedan surgir durante el proceso de gestación no afectan adversamente al vínculo si son ocasionales, sino que son los estados prolongados los que dejan huella, y lo que al bebé le costará asimilar es una continua agresión de las hormonas de la ansiedad, aunque no obstante, como mamíferos estamos preparados biológicamente para que surja el vínculo con la madre espontáneamente.Pide cita con una psicologa | 

 

Dedicó el tiempo a su descanso y conexión con su embarazo y su bebé. Empezó a acariciar más su barriga y a hablarle para que conociera su voz al nacer. Una nueva vida crecía dentro de ella y ya nada sería igual.

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Blanca López

Calidez y empatía

Desde mi infancia me decían que iba a ser psicóloga por la escucha y el trato que daba a las personas de mi entorno haciéndoles sentir tranquilas en las situaciones difíciles y llegándoles a aportar herramientas valiosas para ese momento. Actualmente estoy aquí para acompañarte en tu camino.  Saber más.

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