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La depresión en la mujer

El papel del desarrollo personal y ocupacional en la depresión de la mujer

En su familia, las mujeres siempre habían ejercido el papel de cuidadoras dejando a un lado sus ambiciones o deseos personales. Ella sentía que no era eso lo que quería y que era fundamental en su bienestar el poder desarrollarse profesional y personalmente. Ahora se preguntaba si las mujeres de su familia también lo hubieran necesitado y si sus estados de ánimo bajos se debía, quizá, a esta renuncia.

Pide cita con una psicologa | En multitud de estudios se encuentra que las mujeres siguen teniendo el doble de probabilidad de tener depresión en la edad adulta que los hombres

A parte de los factores casuísticos propios de la depresión, en el caso de la mujer se añaden aquellos que desembocan en desempleo, desocupación así como la insatisfacción marital. 

La mujer y su ocupación

Durante la mayor parte de la historia hasta hace solo unas décadas, la mujer apenas trabajaba fuera del hogar y sus ocupaciones quedaban relegadas al estrecho margen de los quehaceres del hogar y la crianza de los hijos. Es comprensible que para cualquier persona cuyo desarrollo o potencial,  quede restringido ya sea en cuanto a  talentos, formación, expresión,  aspiraciones o sueños, y por los motivos que sean (creencias culturales y religiosas en la mayor parte de las épocas) dicha persona ya sea mujer ú hombre, se sentirá no desarrollada, cohibida en vez de libre, sometida a las opiniones y expectativas sociales y de los demás y por lo tanto tendrá muchas más probabilidades de sentirse desmotivada y triste, y por ende de desarrollar depresión con el tiempo. Y tanto más cuando ven con el tiempo que viven una vida que no es la que querrían o hubieran elegido.

Las consecuencias psicológicas y emocionales que tiene el anterior papel que la cultura, religión y sociedad ha otorgado a la mujer en el pasado, esto es  relegándole exclusivamente  al papel de madre y esposa, explicaría el éxito no sólo inicial sino en el tiempo y hasta nuestros días que tiene a partir de los años 60 del siglo XX,  la incorporación de la mujer al mercado laboral y  su inclusión en la  educación universitaria. 

A pesar de que todavía hay muchas mujeres que, viviendo en una familia o ambiente más tradicional terminan por dedicarse a ser madres y esposas a la vez que sin dedicarse a ninguna otra formación u ocupación laboral, la mayor parte de las mujeres incluso dentro de ambientes con valores fuertemente  tradicionales siguen prefiriendo poder desarrollar una ocupación fuera del hogar por razones de desarrollo personal, expresivo o laboral. 

Y es que la posibilidad de poder dedicarnos a algo que nos gusta, de desarrollarnos, de aprender, crecer, de expresarnos como humanos en el trabajo o dentro de la esfera artística, de crear, de aportar, de inventar,  y  superarnos es esencial para sentirnos motivados, para dar y encontrar sentido a actuar, a ser y a vivir, y por ende  y paralelamente a no sentirnos estancados, frustrados, desmotivados,  o no realizados. Lo contrario por ende, nos cubre de tristeza, pudiendo incluso concebirse la depresión desde un punto de vista filosófico, y profundamente humano como la otra cara de esta moneda, es decir la otra cara de  dar pasos hacia nuestros sueños y aspiraciones, que  es lo que da sentido a nuestra existencia, lo que nos carga de vida, el poder reinventarnos y superarnos hacia un horizonte o para qué.

Muy probablemente, si se hubieran podido realizar estudios longitudinales en los países desarrollados sobre las casuísticas y síntomas depresivos en la mujer antes y después del avance en   sus derechos como en su  formación educativa y capacidad de empleo, se podría seguramente ver un significativo cambio tanto en sus quehaceres, áreas de acción y su satisfacción personal así como en la  sintomatología depresiva. 

La insatisfacción en el matrimonio

En cuanto a la insatisfacción marital, la sintomatología depresiva vendría acarreada por la percepción de no haber elegido al ser querido, o simplemente de vivir bajo unas circunstancias sociales que hacen más probable que la satisfacción tanto dentro de esa vida relegada como la satisfacción  con  la pareja sea más insatisfactoria por los motivos anteriormente comentados: la falta de libertad y desarrollo  para ser uno quien es o elegiría ser tanto en la vida en general como con la pareja. Si a ello se une además que muchas mujeres empiezan a recibir y desarrollar unas ideas  excesivamente románticas  sobre lo que son las relaciones el contraste con su realidad se hace mayor y con ello la probabilidad de sentirse decepcionadas, impotentes y tristes,  llegando hasta lamentarse de su suerte sin que necesariamente la relación que vivan sea desafortunada. 

Otros posibles factores de riesgo para la depresión

Dejando a un lado factores como la violencia doméstica o la pobreza, altamente potenciadores de desórdenes psicológicos como la depresión, otros factores que correlacionan con la depresión en la  mujer  rodean al el hecho de tener hijos,  pero hay escasos estudios que controlen  esta variable enmascarada para poder delimitar más de cerca si se debe a que el tener hijos simplemente limitaría de nuevo  la libertad y posibilidad de desarrollo, pudiendo encontrarse a su vez diferencias entre  aquellas mujeres con hijos  pero con vidas enriquecidas con posibilidad de manutención y tiempo para compatibilizar su rol de madre con su empleo o aspiraciones, que  arrojarán resultados muy diferentes respecto al de aquellas mujeres cuyas posibilidades de vida les impida salir  más allá de un cuidado exclusivo a la crianza o al papel como  esposa. 

El papel que la ciencia o quizá más bien la cultura médica parece otorgar y cada vez más  a los factores genéticos y biológicos en la depresión, lo cierto es que dichos estudios no son causales sino correlacionales.

Y sin embargo si observas atentamente  los cambios culturales y sociales de cada época, estos se ajustan precisamente o mejor dicho,  producen  lo que las personas esperan de los demás, de la vida,  lo que se exigen a sí mismas, las reglas sociales que seguimos, lo que nos decimos a nosotros mismos, lo que acabamos por creer que es el mundo y las relaciones, y paralelamente a todo ello se ajusta a lo que acabamos haciendo, eligiendo  y lo que dejamos de hacer… Pide cita con una psicologa |

Entendió la importancia de escucharse y dedicarse espacios de realización personal, sabía que era importante para ella. Reflexionó sobre sus deseos personales e intentó dirigirse poco a poco hacia ellos.

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María Aguirre

Cuidado empático transformando el malestar en camino

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