El placer femenino en 7 pasos

Nunca había tenido un orgasmo. A pesar de haber tenido varias parejas, no conseguía concluir cuando tenía relaciones. No se había atrevido nunca a decírselo a nadie, a sus parejas tampoco. Estaba avergonzada y prefería fingir que tener que explicarlo.

 

Durante la historia, el concepto de placer femenino ha quedado invisibilizado por el rol de la mujer en la sociedad unido a los tabúes existentes durante siglos. La idea del sexo quedó así supedita a la función reproductiva, separándola del placer y dirigiendo las relaciones a la penetración, con el consiguiente miedo, en muchas ocasiones, a un embarazo no deseado.

Por el contrario, lo relativo a la sexualidad y al placer masculino siempre ha sido tratado de forma más abierta e incluso hoy en día, si hablamos de investigación, quedan aún muchas lagunas por cubrir en cuanto a la sexualidad femenina.

Los estudios científicos por lo general, se han centrado en los aspectos fisiológicos del sistema reproductor femenino, dejando incompletas muchas variables que influyen en el placer sexual. Se ha estudiado sobre las hormonas, sobre el estado físico, sobre las zonas erógenas, … pero las características psicológicas y las cualidades subjetivas del placer han recibido menos atención, siendo estas igualmente importantes para alcanzar el disfrute de forma completa. 

Aunque cada vez hay más mujeres que disfrutan de su cuerpo y de su sexualidad, tanto en pareja como en solitario, todavía nos encontramos en consulta con muchas otras que manifiestan no haber sentido nunca placer en las relaciones, que no saben si lo que ocurre en su cuerpo y en su sexualidad entra dentro de lo “normal”. Es importante entonces empezar a dejar de lado los tabúes y los miedos, empezar a descubrirnos y sentirnos satisfechas con nuestro cuerpo y nuestro placer. 

Guía para descubrir la sexualidad femenina 

1. Conocer nuestro propio cuerpo: no tengamos miedo de observar, de conocer nuestros genitales, explorar nuestras zonas erógenas. Aprender a gustarnos y a aceptarnos tal y como somos.
2. Reconocer que nuestra sexualidad y derecho a sentir placer es tan importante como ocurre en el caso del hombre. Que todas las personas tenemos derecho a recibir información y a que se respete nuestra sexualidad y el derecho a vivirla de forma sana y plena.
3. Descubrir todo lo que ocupa el placer femenino: durante mucho tiempo hemos pensado que el placer tiene que estar inexorablemente unido al coito pero esto no tiene por qué ser así. Hay muchas formas de experimentar placer: caricias, besos, tocamientos… La masturbación es una importante fuente de placer, que además nos ayuda a conocernos mejor y podemos practicarla en solitario o en pareja.
4. Superar los roles de género: la búsqueda del placer y la experimentación del mismo va a depender mucho del momento vital en el que nos encontremos. La sobrecarga de tareas, la maternidad, el trabajo, el cuidado familiar, a veces nos supone un agotamiento que dificulta el poder mantener y disfrutar de nuestras relaciones. Compartir responsabilidades y disponer de tiempo para nosotras mismas va a mejorar en gran medida nuestras relaciones.
5. Aprender a manejar el estrés y la ansiedad: cuando nos encontramos bajo situaciones de mucho estrés, nuestro organismo produce cortisol (hormona del estrés) lo cual reduce los niveles de testosterona. Este descenso se relaciona con la inapetencia sexual. Aprender a relajarnos y tomar tiempo para nosotras mismas mejorará nuestro bienestar y nuestra autoestima. 
6. Aprender sobre sexualidad, sobre el placer, sobre las relaciones, para que así podamos respetarnos, saber lo que es positivo, lo que nos produce bienestar. De esta forma, podremos contribuir también a la educación sexual de nuestro/as hijo/as.
7. Cuidarnos en todos los aspectos de nuestra salud y sintámonos libres de expresar lo que queremos y lo que no. 

El placer y la sexualidad forman parte de nuestra vida, de nuestra salud como un todo. Una comprensión mayor de nuestra sexualidad va sentando las bases de un cambio cultural en el que realmente se tome en cuenta nuestros deseos y el derecho a vivirlos de forma plena. Fomentaremos así el empoderamiento y el conocimiento de nuestro propio cuerpo y nuestra propia psicología sexual.

Se decidió a romper patrones y dejar de fingir. Realizó una búsqueda interna de las razones que le obligaban a fingir y decidió anteponer su placer a sus miedos. Es así como comenzó el viaje a reconocer su propia sexualidad.

 

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